sábado, 1 de noviembre de 2008

Concretos abstractos



Mucho tiempo ha pasado ya desde que lo fructuoso dejó de serlo. Muchas lunas han corrido y han derramado su luz ajenjo sobre un mortal que alguna vez supo lo que nadie sabía… Que lo mortal era inmortal, que lo imposible, deseable, y lo adorable, inalcanzable.

Mucho tiempo ha pasado ya desde que los árboles dejaron de ser verdes para convertirse en carmesí indómito que corre hacia lo vano. Muchas lunas han cortado sus venas para derramar su sangre plata en el alma de los desahuciados, como los de Deilof, como las de lo irreal, o las de lo lógico.

Si muchas lunas han pasado y muchos días han cortado, ¿Por qué volver a lo irracional? ¿Por qué desear volver al masoquismo insano del querer?¿ Por qué colocar el alma propia en la posibilidad matemática de sufrir como tal vez nunca se ha hecho?

Tal vez por sus ojos, por aquellas profundidades eclécticas que desconcentran mi tranquilidad al verlas, que hace que suspiros de ajenjo corten mi garganta y rasguen mi alma… Por ese par de visores que mezclan ángel y querubín, nieve y vino tinto…

Quizás por su silencio silente, redundante como la frase, infinito como aquella línea que se ve en el océano, adorable como el sonido de muchas aves, infranqueable como muros de titanio y a veces desesperante como sentir mil agujas de hielo en la palma de la mano…

Tal vez por lo dulce de su sonrisa, como si se probare un néctar intangible cuando se le ve, por lo que provoca en este ser la ausencia de la misma y la presencia de un conato de lágrimas… un deseo extraño de querer que no llore nunca jamás, y que si lo llegase a ser aún estando este ser presente, tener la capacidad de practicar una morfosis que lo convierta en paño de seda para su tez triste…

Quizás por un todo o un nada inexiste, tal vez sin razón, quizás carente de lógica. Tal vez sin Cariño aún, quizás con un deseo de sentirlo hacia ese ser con dulce y amargo, con ternura y frialdad, con picardía y sobriedad. Quizás absurdo, tal vez insulso, nada profundo más si concreto…

Tal vez sin resultados, quizás motivo de dolor… De Quizás y tal vez, pero con la certeza única e incorruptible de quererlo hacer, así su negativo resultado hipotético indique que este ser deba transformarse en cenizas para nunca más volver a ser Fénix... Sino siempre Cuervo.

No es acerca de un sentimiento, es sobre querer sentirlo, pero sólo por ella. No es acerca de querer, es sobre desear hacerlo. No es acerca de la perfección, es sobre soportar la imperfección. No es querer lo adorable que ella es, es aprender a adorar cuan insoportable pueda llegar a ser.

No es sólo decir, después de años luz, “Te quiero”, es hacer que, aún en el más profundo silencio, aún en medio de la pertinente y necesaria ausencia física, o de palabras, aquel ángel pueda sentir más allá de la piel, la presencia de un sentimiento entonces, y sólo entonces, existente en este mortal ser.

No es acerca de enseñar lo que se sabe, sino de compartir lo que se practica, aprender lo que se desconoce. No es acerca de ser la sombra triplicada de aquel alma entonces adorada, sino funcionar como su complemento, sus puntos cardinales, su ancla en una tormenta y uno de sus principales motivos para una felicidad infalible.

Jamás será acerca de la perfección. Jamás podrá estar exento de un dolor posible, porque como todo lo difícil y lo que tiende a ser imposible, reporta esfuerzo muchas veces infructuoso y deja huellas que poco pueden ser borradas. Lo que si será, cueste lo que cueste, es un motivo de ser feliz, un principio de luchar por lo que se desea, una amistad como base o una amistad como fuerte.

De seguro, luego de años luz, este papel será sólo esto, de seguro será el primero de muchos, o el único de ninguno. Pero sea lo que sea él, y pase lo que pase con ella, en el corazón de este ser siempre se encontrará de un modo muy especial, esté ella ya o ya no esté… Como el principio de un fin adorable, o el fin de un inicio que será lo que marque el resto de mis días… sea lo que sea un todo o un nada… Se que para entonces, habré sido lo suficientemente feliz, por el simple hecho de que la vida ya me ha permitido la dicha de que mis ojos cruzaran con los suyos.

1 comentario:

Helen Nakary dijo...

Que te puedo decir simplemente anonada con lo crudo y bello de tus palabras. me alegra que hayas vuelto a publicar. Besos ;)

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